Educar en igualdad

Hoy comienzo un nuevo curso de formación sobre cómo educar en igualdad. Mi objetivo es profundizar en el concepto de coeducación y dar eco de su necesidad y su importancia. A su vez, quiero reflexionar sobre mi manera de educar a la vez que conozco, creo y comparto recursos coeducativos a través de las distintas redes sociales.

En 2013, el Boletín Estadístico del Instituto de la Mujer, publicaba las siguientes cifras:

  • El 91,9 % de las mujeres emplea tiempo en el cuidado del hogar y la familia, con una media de 4’29 horas de dedicación. Entre los hombres lo hacen el 74,7 % y dedican casi la mitad: 2’32 minutos
  • El cuidado de menoreslo asumen en solitario el 33 % de las mujeres frente al 2,19 % de los varones. En el caso de personas dependientes, son cuidadas en solitario por el 49,3 % de mujeres y el 16,6 % de hombres. Respecto a las tareas del hogar, un 44,5 % de las mujeres las realiza en solitario frente al 9,6 % de los varones.

Uno de los objetivos de la coeducación es el reconocimiento y la visibilización de las cifras que hemos leído anteriormente y la realidad que ellas conllevan.

Con dicha visibilización y dicho reconocimiento se espera llegar a comprender la importancia de la corresponsabilidad y la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos para con ella. Es decir, asumir que las tareas del cuidado de la vida y de las personas deberían ser asumidas por quienes conviven en un hogar y no, únicamente, por el género femenino que lo habita.

Por ello, para lograr la igualdad de oportunidades, deberemos comenzar por la base, y esa base no es otra que la que padres y maestros sembramos en los futuros ciudadanos del mundo.

Para comenzar este nuevo MOOC del INTEF “Educar en Igualdad”, he visualizado y analizado los videos que veis a continuación:

 

Como podemos observar en los anteriores videos, ambos nos muestran prejuicios sobre cómo debe ser un chico y una chica, como si de animales de una especie distinta se tratara.

En el primer caso, el prejuicio de que un chico no puede llorar o mostrar debilidad, y en el segundo, todo lo contrario, el de que  una chica es débil y realiza acciones acordes a esa debilidad.

Es cierto que las grandes perjudicadas somos nosotras. Chicas a las que llevan repitiéndonos directa o indirectamente desde que éramos niñas que somos débiles, más lentas, menos hábiles, que no podemos jugar al fútbol si no queremos que nos llamen “marimacho”, que las chicas no deben fumar, beber o decir palabrotas, que somos más sensibles, limpias, ordenadas y cocinamos mejor.

En conclusión, nos han educado para estar a la sombra de un hombre que es mucho más fuerte, más rápido, más hábil y que, además, no es sensible, y no limpia, ordena y cocina tan bien como nosotras lo hacemos. En conclusión, nos han creado un marco perfecto para que seamos “mujeres de nuestra casa”.

Bien es cierto, que toda moneda tiene dos caras, y la de esta también implica un sector masculino reprimido por una sociedad que le impide mostrar debilidad, sentimientos o realizar actividades no acordes a esa faceta masculina impuesta.

Como educadora que soy y con el objetivo de que mi aula esté libre de estereotipos en este ámbito, intento poner ejemplos en las actividades que realizo en los que hombres realicen tareas del hogar, mujeres sean altos cargos de empresas, niños jueguen con muñecas, etc con el objetivo de normalizar hechos que deberían ser tomados como normales por ellos, pero que, por desgracia, todavía no es así.

Además, todos sabemos que los maestros mostramos mucho de nuestra vida personal en nuestras clases y para los niños somos un referente a seguir, y por ello, yo intento contar a mis alumnos anécdotas de mi vida o gustos personales que no encajan con el prototipo establecido de cómo una chica debe ser o comportarse, para que ellas y ellos también se atrevan a romper con los estereotipos.

Por último, y para mí lo más importante, los educadores debemos mostrar una actitud con la que transmitir al alumnado la confianza para ser quien verdaderamente son y no quien la sociedad les dice que tienen que ser.

#EducaIguales


2 respuestas a “Educar en igualdad

  1. Estoy completamente de acuerdo contigo. El tema de la igualdad es algo que no está resuelto en la actualidad, y que tardará tiempo en llegar a ser real. No solo las mujeres sufrimos esos estereotipos, también los hombres, de los que pocas veces se habla. Vivimos en una sociedad en la que la presión social es muy fuerte, y somos pocos los que decidimos alejarnos (o nos atrevemos a hacerlo) de lo que esa presión dicta como adecuado. Los niños son muy vulnerables, se están moldeando, formando las personas que serán en el futuro, y lo hacen aprendiendo de todo aquello que les rodea, toman lo que ven, lo que escuchan, adoptándolo como lo normal, lo correcto y lógico. Por ello, como bien dices, la influencia y las enseñanzas de padres y profesores son muy importantes, gran parte de las ideas que se formarán en la mente de esos niños, surgirán por lo que aprendan de ellos. Así que, si queremos resolver los problemas de desigualdad (en todos los niveles), tenemos que implicarnos todos. Un tema sin duda que da para largo, de hecho, estoy preparando una entrada sobre ello.
    Me ha encantado leerte, y ver que hay educadores que si tratan de serlo, que se esfuerzan por mejorar el mundo y realmente quieren enseñar, hace falta más gente así. Un saludo.

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