Hasta lo más alto de Conic Hill

Cuando quitas tus raíces de la tierra corres el riesgo de morirte de frío. Y eso es lo que estaba experimentado yo aquí, sabía que estaban ahí pero no me las había mirado nunca.

Cuando has vivido toda tu vida en un pueblo que no supera los 150 habitantes y en pleno contacto con la naturaleza y te mudas a la ciudad más grande de Escocia y la tercera más grande del Reino Unido, tu mente y tu cuerpo sufren un colapso. Les sobran personas, asfalto y ruido y les falta tiempo, verde y silencio.

Debido a esto, en un arrebato de necesidad de oxígeno, altura y contacto con la naturaleza, me escape de Glasgow junto con Julia y Gaby en busca de nuestro amigo perdido el sol y huyendo de la lluvia y niebla que caracteriza a esta ciudad del sur de Escocia.

Y fue así como tras un par de incidentes ferroviarios, dejamos Glasgow atrás y llegamos a Balloch, un pueblo a las orillas del Lago Lomoch, donde cogimos un autobús que nos adentró en el Parque Nacional Lago Lomond y los Trossachs hasta un pequeño pueblo llamado Balmaha.

En Balmaha se encuentra uno de los dos centros de visitantes del Parque Nacional, y desde el parking de éste, comenzamos nuestra ruta de ascenso hasta Conic Hill, una colina de 361m desde la que disfrutar de unas vistas increíbles del Lago Lomond y sus alrededores.

 

Entre dos y tres horas de excursión muy sencilla y sin pérdida a través de los húmedos bosques escoceses, viendo las famosas vacas con flequillo que tanto nos vuelven locos a los extranjeros (¿verdad Jules?) y con la suerte de poder disfrutar en la cima de unas vistas del Lago Lomond que dejan con la boca abierta a cualquiera.

Os dejo un resumen fotográfico y os animo a visitarlo si os escapáis por este país que no deja de sorprenderme día a día.